Palabras que surgieron en algún momento en el que tenía que prestar atención...
Sólo
algunas palabras pronunciadas por el profesor eran codificadas por mi
cerebro, como si mis impulsos nerviosos no transmitieran bien la
información. Enzimas, modificación, aminoácidos, estabilidad...
¿Por qué falla la lámpara de mi derecha? Por el rabillo del ojo
prestaba más atención a ese parpadeo luminoso fluorado que a las
diapositivas proyectadas en la pizarra. ¿Será el cebador o la
bombilla? El discreto zumbido que emitía me llenaba los oídos e
hizo que me olvidara por completo del hombre barbudo que exponía en
voz alta y que con mucha excitación explicaba los puntos básicos de
su trabajo. Al mismo tiempo que intentaba parecer interesada en el
tema de la charla, trataba de identificar algún tipo de secuencia a
la que pudiera asociar los pulsos eléctricos que todavía lograban
iluminar esa zona de la sala. Absurdo.
Me
habría dormido ya de no ser por el chasqueo de la profesora. Ese
sonido que se intercalaba entre sus frases me ponía de los nervios,
como si fuera la forma en la que suena la activación de mi sistema
de odio hacia el mundo. Tack. Y mientras lucho contra las ganas de
arrancarle la lengua para ahogar esa insoportable manía, también mi
estómago se manifiesta de tal manera que mis compañeros ya deben de
estar informados sobre el maltrato al que le someto cada día.
Suspiró
y miró al cielo aprovechando que las nubes ocultaban el sol. ¿Qué
más podía hacer sino ver pasar el tiempo?